sábado, 7 de junio de 2008

La expresión artística de los escolares pehuenches del Alto Bío Bío, ¿Proyección de los estereotipos de la cultura escolar?* (fragmento)
LAGOS, I.; CÁRDENAS, E.; GONZÁLEZ, A.; MELÉNDEZ, A. , 2008.

En esta comunicación pretendemos estudiar las marcas objetivas de la función asimilacionista de la cultura escolar en los textos y sus ilustraciones producidos por escolares pehuenches de 10 a 13 años de la comunidad de Callaqui, comuna de Alto Bío-Bío, Octava Región de Chile, a partir de la tesis de que la educación formal oficial ha subyugado la cultura local y la ha replegado sistemáticamente, a pesar de los esfuerzos declarados en el Programa de educación intercultural Bilingüe (PEIB) que carecen de un factor esencial, como lo es la formación inicial de docentes adecuada a la condición inter y transcultural. (…)

Análisis de la expresión gráfica
Los dibujos son analizados en cuanto a composición del cuadro, configuración espacial, capacidad expresiva y nivel de originalidad o foraneidad de iconografía cultural utilizada; realizando consideraciones generales y particulares sobre ellos. (…) A los niños se les pide que salgan a observar su entorno físico para que luego vuelvan a dibujar en la escuela. Por eso, los dibujos reflejan acciones y entornos de día luminoso, sin lluvia ni nubes. Todas las creaciones son imágenes que describen su entorno; espacios exteriores en que el contexto cotidiano relaciona armoniosamente al hombre y la naturaleza. La mayoría son vistas abiertas, muchas de ellas frontales, en que se sigue un ordenamiento espacial definido, que podría parecernos foráneo y estereotipado. En lo alto el cielo con algunas nubes y el sol, luego una cortina de montañas a la que sigue un bosque y una explanada en la que se sitúa una casa y gran parte de actividad cotidiana.


Sin título, DG. Mario Purrán Llaulen


Foto de Alto Bío Bío

Sin embargo este ordenamiento compositivo es también propio del lugar. Lo que hace cuestionar la verdadera originalidad de esta estructura uniformada que nos han enseñado a dibujar en el colegio, aún cuando solo vemos edificios. Ese fue el primer cuestionamiento que nos recuerda ser cautelosos en nuestras apresuradas interpretaciones de una cultura que difícilmente podemos desentrañar.

Tras hacer un recorrido por todos los dibujos, resaltan algunos por sus singulares relatos y soluciones iconográficas, variando en su grado de cercanía y lejanía a una información propia de su cultura o externa. Colocamos primero el dibujo y a continuación, el comentario.


Sin título, DG. Mario Purrán Llaulen


Este dibujo en particular maneja una vista más panorámica, que permite mayor integración de los elementos. En la actualidad las casas del sector son de madera y techos de dos aguas. Antiguamente, hasta el techo era de madera rústica. Es característico el uso de cercos de madera o alambre cercanos a las viviendas, para delimitar y proteger animales o plantas. Se distingue hacia atrás el lugar de crianza de animales y en un primer plano, el transporte de uno de ellos muerto y amarrado a un palo; son rasgos de una observación directa. El hecho de hacerle una cara al sol es claramente un convencionalismo adquirido, quizás aprendido en el colegio.


Sin título, DG. María I. Manquemilla

En este segundo dibujo, se funde el ordenamiento espacial propio de la zona con una solución icnográfica más bien foránea, no reconociéndose rasgos necesariamente locales, aunque el techo de la casa es de tablones, como eran antes.

Esta natural mezcla cultural, entre los pehuenches y los chilenos “wincas”, que han impuesto sus estructuras políticas, económicas y sociales, se hace evidente en las temáticas tratadas por los niños. Es interesante la relación entre los siguientes dos dibujos, que hacen referencia al hibridaje religioso.


El viejo del saco, PG. Carmen Purrán Purrán


El mapuche enamorado CD, de Carolina Muñoz Treca

El primero se vincula claramente a la religión cristiana-católica, predominante en Chile; se estructura ortogonal y rígidamente, sin relacionarse al contexto natural, incluso ilustrando una calle pavimentada que es ajena a la realidad local.

El segundo en cambio, es parte de un entorno natural y dinámico. Si bien mantiene una estructura arquitectónica de iglesia católica en lugar de su iconografía está la representativa de la cultura mapuche, el kultrún, que representa la cosmovisión mapuche-pehuenche. Otro rasgo llamativo de los relatos en dibujos es la sintonía con su entorno, en que los niños expresan su comprensión ante el natural funcionamiento del sistema que los rodea.


Las palomitas, CD. Gabriel Purrán Pichonas

En esta ilustración se hace evidente como la fuerza natural trastorna el funcionamiento, y como se adaptan a este cambio quienes resultan afectados. Esta comprensión de su entorno se suma a una conciencia ecológica, planteando posturas críticas ante los estragos generados externamente a su hábitat y que causan contaminación y muerte.


El caballito mula, DG. Alex Purrán Parada y Felipe Ormeño Manquemilla

El tránsito de estos elementos externos es propio de la zona. Por la dificultad geográfica, es sólo con equipamiento apropiado que se pueden comunicar las distintas localidades en invierno, cuando se cortan los caminos o la nieve y el agua hacen estragos. En tiempos de invierno la dificultad climática hace del helicóptero el único transporte posible para el aislado sector cordillerano. Entonces los pehuenches no tienen cómo alimentar a sus animales, que enflaquecen o mueren. Las ayudas de subsistencia llegan en helicóptero.


El campesino y el cóndor, DG. Claudia Ormeño Manquemilla

Otro rasgo interesante de resaltar es la intención de describir elementos propiamente locales. Como ocurre en el siguiente dibujo, en que se han encontrado sobre una quebrada un cóndor y un león, mientras un campesino dispara desde más abajo. Un lugar protagonista ocupa dos araucarias o pehuenes; árbol que da el nombre al pueblo pehuenche. El cóndor, propio de la zona y que es también símbolo del escudo nacional chileno, está representado con una cresta zigzagueada que podría ser una interpretación personal de la cresta más lisa del cóndor, o bien una imagen sacada del mismo escudo, en que aparece con una corona. Por otro lado, está el león, también presente en dibujos de otros niños, aún cuando en la zona no hay leones. Lo que puede haber ocurrido es que los niños representaran de la manera que conocían por antecedentes externos, al llamado coloquialmente en la zona “león de los Andes” que en realidad es un puma, por lo que no tiene melena. Esta sería una confusión comprensible, que habla de una falta de información propia en imágenes, pero también de la incorporación natural de informaciones externas.


El cuento de los antiguos, DG. Eduardo Beroiza Pichonas

Otro dibujo que pretende graficar la cultura propia, es el que ilustra la vida de los indígenas y el enfrentamiento con los españoles. En ella se mantiene el contexto espacial de cordillera bosques y explanada, la interacción con la naturaleza. Pero hay también un clima de guerra, en que es muy simbólico el pájaro herido y ensangrentado, así como la postura rígida de los indígenas apoyados en sus lanzas mientras dos lanzas se dirigen a ellos. Otro indígena se esconde tras matorrales. Contrasta la actitud inocente del niño que sonríe mientras sostiene una flor. La vestimenta de los indígenas parece poco apropiada para la zona según la documentación encontrada. La utilización de la pluma es poco contrastable. Se sabe del uso de diademas hechos con plumas de avestruz y otros pájaros en la antigua vestimenta, en especial para ceremonias religiosas como ocurre en el baile zoomorfo que representa el crecimiento del ñandú, y que en la actualidad solo se efectúa en los guillatunes. Sin embargo no se pudo encontrar información sobre la utilización de una sola pluma en la cabeza. Es difícil entonces evaluar el origen de esta referencia, que bien podría ser externa y corresponder al estereotipo del indígena difundido por la cultura occidental; pero que en cierto grado corresponde al antecedente local.

(…) La expresión gráfica de los dibujos de niños pehuenches tiende a la fusión, y en ocasiones confusión, entre signos culturales propios y externos; estos últimos imágenes y formatos de estereotipos que en su gran mayoría han sido internalizados y aprehendidos desde los textos escolares que entrega el Ministerio de Educación para la Enseñanza Básica, por lo que aparentemente están más reforzados visualmente que los signos propios, sintomatizando la necesidad de una mayor diferenciación y difusión de la iconografía local. Aún así en los dibujos de los niños de Callaqui se hace evidente la búsqueda de una autodefinición que rescata costumbres e imágenes propias, recuperando sus relatos y denotando la cercanía que tienen con su entorno natural; lo que contribuye a pensar en la valoración propia de estos niños en cuanto a su identidad cultural. (…)

*Presentado en el 2° Congreso Internacional de Educación Artística y Visual: Retos sociales y diversidad cultural. Universidad de Granada, 31 de enero al 2 de febrero de 2008.